Si hubieras nacido ciego, ¿qué querrrías ver si pudieras mirar el mundo tres días?

Helen Keller, sorda y ciega desde los diecinueve meses, respondió:

A menudo he pensado que sería una bendición si, al comienzo de su juventud, todo ser humano se quedara ciego y sordo por unos cuantos días. La oscuridad lo haría apreciar más el don de la vista, y el silencio le enseñaría los deleites del sonido. 

Algunas veces he interrogado a mis amigos que pueden ver sobre esa experiencia. Hace poco, cuando una amiga acababa de regresar de un largo paseo por el bosque, le pregunté qué había visto, y su respuesta me sorprendió: "Nada en especial".

¿Cómo es posible caminar durante una hora por el bosque sin ver nada digno de ser contado?, pensé. Yo, que no puedo ver, descubro cientos de cosas interesantes mediante el simple tacto. Siento la delicada simetría de una hoja. Recorro con las manos el liso tronco de un abedul, o la áspera corteza de un pino. En primavera, exploro las ramas de los árboles con la esperanza de tocar un brote, el primer signo de que la naturaleza ha despertado de su letargo invernal.

En ocasiones, si corro con mucha suerte, poso suavemente la mano sobre un retoño de árbol y percibo la jubilosa vibración del canto de un pájaro.

A veces deseo con toda el alma poder ver estas cosas. Si el mero tacto me produce tanto placer, ¿cuánta belleza más podría revelarme el sentido de la vista? He imaginado incluso lo que más me gustaría ver si se me concediera poder usar los ojos al menos durante tres días.

Yo no sé lo que es mirar al corazón de un amigo a través de "las ventanas del alma": los ojos. Aunque sólo puedo tocar con las yemas de los dedos el contorno de una cara, soy capaz de percibir la alegría, la tristeza y muchas otras emociones humanas. Conozco a mis amigos por la sensación de sus rostros entre mis manos.

Para ustedes que pueden ver, debe ser mucho más fácil y satisfactorio captar las cualidades esenciales de otra persona con sólo observar las sutilezas de su expresión, la crispación de un músculo, el temblor de una mano... pero, ¿se les ha ocurrido alguna vez usar la vista para sondear la naturaleza íntima de un amigo? ¿Acaso no muchos de ustedes, los que ven, pueden contemplar un rostro sin fijarse realmente en él?

Por ejemplo, ¿pueden describir con detalle las facciones de 5 de sus mejores amigos? A manera de experimento, les he preguntado a varios hombres de qué color son los ojos de sus esposas, y con frecuencia, avergonzados y confundidos, admiten que no lo saben.
¡Dios mío, cuántas cosas podría yo ver si tuviera el don de la vista tan sólo tres días!
 

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